Todo tiene un límite. La inmensa mayoría de nosotros tiene hasta un precio. Yo he pagado de todas las formas posibles, pero nunca es suficiente. He pagado con dinero, con tiempo, con lágrimas, con rabia y con impotencia... y sobre todo, he pagado con buen humor, con mucha sinceridad, con una paciencia envidiable, he pagado poniéndome vendas en los ojos, he pagado con ilusión y esperanza, he pagado con orgullo y con la poca dignidad que me quedaba, he estado mas de dos años virgen en discusiones, he pagado con muchísimas horas de sonrisas, otras más subidas de tono, con comprensión, con apoyo ante las adversidades, he pagado ofreciendo una confianza total y también confiando incluso cuando no debía.... he pagado con mi fe y mi buen juicio. Nunca se debe dejar llegar tan lejos, y es que la incertidumbre y las mentiras se han apoderado de mi razón, y pretenden que regrese con pastillitas mágicas...
Lo he hecho todo, si no fuera así no sería yo.
Y lo que he conseguido es acercarme a alguien que no quiere irse, pero tampoco quedarse, alguien que lo ofrece todo y luego no te da nada, alguien a quien le encanto pero me mantiene lejos, alguien que cree en mi pero no entiende quien soy. Después de todo, he conseguido estar muy cerca... para volver a alejarme.
Y me pregunto... ¿dónde está el límite? ¿Quién decide dónde esta? Cualquiera respondería simplemente que cada uno establece sus límites... ¿y en base a qué? Quiero decir que nadie nos enseña a qué hay que soportar y/o tolerar y cuando hay que decir BASTA. No hay ninguna lista o manual de instrucciones para esto.
"Cada uno sabe hasta dónde esta dispuesto a llegar" dirán otros. ¿De verdad? Porque yo estoy perdida en este asunto. ¿Qué pasa con la gente que (como yo, por desgracia) es un pozo sin fondo? Hay personas que aun heridas por la situación siguen luchando y batallando, porque es lo que les dice su corazón, aunque su cabeza les diga otra cosa. ¿Somos adictos al sufrimiento? En ese caso, ¿hay alguna clínica de desintoxicación o estamos destinados a sufrir para siempre? ¿Que puede más, la cabeza o el corazón? Llevo tres años soportando cosas que mi (por entonces) recién adquirida "dignidad" se negaba a tolerar. Pero aun así lo hice, y lo sigo haciendo. Quiero acabar con la situación, poner los puntos sobre las íes, las cartas sobre la mesa, no resignarme a las migajas que me ofrece el hombre de mi vida... tomar una decisión y ser consecuente con ella, llevarla a cabo, hasta el final: no mirar atrás.
"Pues hazlo" diréis. Qué fácil. Ya lo he intentado, en tres o cuatro ocasiones, he estado meses separada de esa situación que me hiere y por extensión, de la única persona que me ha hecho completa y realmente feliz. Y no he podido llegar a término, al final, o él o yo nos volvíamos a poner en contacto; y da igual quien lo hiciera porque el otro esperaba con los brazos abiertos, lo cual delata la magnitud de mi confusión. Sinceramente, no me reconozco.